Lost in translation.

Está película tenía asegurado un post en este blog incluso antes de crearlo, cuando sólo eran un montón de ideas y cosas que querer compartir.

Estaba esperando el momento apropiado, cuando Sunday Paper tuviera más rodaje y mayor número de lectores, para hacer llegar este regalo del cine a cuanta más gente mejor. Y por qué negarlo…porque nunca se escribe suficientemente bien como para poder hablar de esta película. Lost in Translation,  impecable, perfecta.

Hace unos días me escribió un amigo y me dijo que la había vuelto a ver encontrando cosas en ella que no vio la primera vez, cuando seguro le insistí en que la viera.

Imagino que, entre otras cosas, lo que pudo ver desde otro punto de vista, desde el que da la propia experiencia, es lo perdido que alguien se siente en un país extraño, cuando necesitas volver a empezar (otra vez, begin again…).

 Y, como no puedo hablar cara a cara con él y, como dice otra amiga que también está fuera este blog es como tomar un café conmigo mientras conversamos, escribiré lo que les diría si estuviéramos tomando cervezas y la música siguiera sonando, en el sofá negro de la izquierda, entre cojines, lámparas de «diseño», paredes con motivos geométricos y galletas saladas de arroz con soja (las tostaditas para mi!!)

A veces, las circunstancias especiales crean vínculos únicos, los silencios dicen más que las palabras y los pequeños detalles nos hacen brillar: una peluca rosa, dos buenas canciones en un karaoke y una caricia en el pie…El buen gusto hecho película rematado con algo que se dice al oído y que se deja a la interpretación del espectador. Final maravilloso, apoteósico! 12 años después no he visto nada mejor.

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Por favor, que nadie se pierda… (y que nadie se la pierda!!)

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